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Mostrando las entradas de abril, 2009

Claro, las cosas han cambiado

Era obvio. Horacio podría suponer alguna derivación adicional del análisis temprano de Laura en el momento en que ella lo viera. Podría, quizás, presuponer que ella lo confundiría con Carlos, algunos los habían confundido más de una vez. Otrora y ahora. Pero, lo obvio era que pasaría eso. La fibra íntima de ella cedería ante el aroma del recuerdo. La entrepierna tiene su propia memoria. Su inserto pen drive sensorial.  Veinte años. Veintiún años casi. Un ejército de pequeños había nacido y hasta se habían invitado a copular (al menos entre algunos) en esa pequeña pero terrible y no menos advertida era intermedia sin verse. También era obvio que Laura, tanto como Horacio, recordaban aquel cumpleaños de Flor. Mas que cielo con las manos, aquella noche estuvo vaporizado entre las nubes, mientras Dios (si, El Maravilloso Sr. Todolopuedo) le preparaba un martini, y el que traía las aceitunas en moto era el mismísimo Satanás.  Aquella noche, y mordiendo las tres de la mañana, Flor le había p