Bitter Luna y el amor por las ausencias

Entre esas costillas Del lado de afuera Se asoma un caimán Un león volador Tres tiros al aire Congelan la sombra Del gringo que llega Fugaz matador Caimanes y leones Se guardan de nuevo El Yoni que huye No volverá jamás No vuelan los hombres Comunes rastreros Entre las costillas De tu corazón

Reloj tan en punto Preciso Valiente Reloj que vigila Armado Severo No presientes La sangre Que corre en los ríos No hueles el viento El miedo Casero No tienes los puntos Que pone la noche Ni sacas boleto Barato, artero No sabes de manos Y marcas El pulso Te escondes de bocas De pieles Y siestas Tu último día Será Una fiesta -- (Para los que esperan, un viernes cualquiera)

Guardo bajo la superficie de la herida, vital, otra más profunda, aún, una más elocuente, verás, de calibre fastuoso, sin más, perfume a pan viejo, leerás, finas uñas de cuervos, tendrás, pisada por miedos, será, entrada en ilusiones, tal vez, elocuente sin razones, normal, mordida por lobos ciegos, serás, calmada entre manos niñas, irá, cerrando el paso al vapor, sabrás, toda máquina tiene heridas, acá, y subheridas, habrán, que se regeneren en flor. Verás.

En la ausencia todo cobra inusitada voracidad los leones vuelan bajo dinosaurios y dragones sangran, hechan maldiciones porque el fuego quitapenas duerme hielos quema pobres cuentos breves y el enano de los dolores se nos vuelve realidad. En la ausencia cada sueño torna en fuerte barricada los embates de la muerte se etiquetan "soledad". En la ausencia no hay panfletos ni espejos curadores del vacío  no hay reflejo sin reflejo no hay verdad.

Te invito, sin horario ni retorno, a: Sacudirte de pequeños cuentos vagos ubicarte a larga distancia de filósofos del rencor subir al ring con perlas de recuerdos reventar a puntapiés al destino berreta ahorcar a la revolución de las horas pico llenar el colchon de cuerpos saludables para el alma desayunar con las manos en la masa estudiar el diccionario de los sueños incumplidos desdentar a los jinetes de caballos enanos incendiar las camas solares encendidas caminar entre hojas de cuchillos y papel santificar el pantalón corto de la siesta del oeste tomar de la mano a los que se dejan beber del ombligo y escuchar el ombligo de los que leen mas de cuatro párrafos desespinar las lágrimas de las rosas calibrar terremotos de piernas vecinas asilar al negro de las intenciones oscuras romper tardes canoeras con noches trasatlánticas patinar sobre la espalda de las princesas besar mariposas que comen sapos que besan princesas guisar r

He dado de comer a pájaros Sin techo aparente Con lluvias en el pecho De alas prestadas Mas sin embargo Nada ha sepultado La espera mutilada De estas piernas con arcos Y austeras sudestadas Es el techo por donde filtran las gotas de sudor de los animales apurados del amor y de los gritos de los que se han abandonado

Justo me van  tus hombros a cantar "no importa" a saltar desalineados entre clavículas y cuellos cuando el pavor que me produce de tus hombros un "no importa" me estrangula la aorta me estructura el degüello un "no importa" tan mezquino tan limón, aperitivo tan risueño, agusanado no me alcanza para un destino de catástrofe amorosa mejor intento otra cosa: - un desengaño más de traje - una envidia de elefante - un convoy con alienígenas - un desaire de linaje y mando a bodega este suicidio de patas cortas, sin fundamentos que nunca es bueno morir de noche sin desamor, sin olvido ni un señor remordimiento.

En las piernas unas flores desbarrancan/ Las colinas se dibujan  en los pechos/ Y las piernas del invierno ya no huyen/ Sus finales se recuestan  en los cuentos/ En las piernas de los cuentos las colinas/ En los pechos los finales desbarrancan/ Se dibujan del invierno unas flores/ Y los cuentos de las piernas sólo pasan/ Los finales se recuestan en mi pecho/ Y una flor marca el comienzo de la caza. (Pastan cerca tus pechos tus piernas tus cuentos tu traza).