Esquina de pintura. Cruce de Rincón y Libertad. Noche entrada, muy entrada. Casi de salida, la noche. Manuel, el conserje infernal, levanta la vista ante cuatro piernas desprevenidas que se establecen como interrogantes frente a él. - Is this Mr. Rimini's hostel? - Si. Acá, la puerta verde... - Thanks. No volverán a salir. Mr. Rimini recibe extranjeros exclusivamente por un motivo: no habla ningún idioma comprensible para los humanos y tampoco quiere hablar el idioma de los vecinos. De esta manera disimula en el barrio su antiquísima sucursal del Lord del Azufre. De hecho no le habla a nadie. Diría que nunca, tampoco, los mira. En el año mil novescientos sesenta y ocho fué la última vez que levantó la vista por equivocación - cualquier angel maldito puede tener un un momento de distracción - cuando la mujer italiana ya entrada en años, destino de sus ojos, quedó fulminada, reducida a cenizas. Inmediatamente el marido, que la acompañaba vestido de traje azul y sombrero neg
/ Un elefante ocupa mucho espacio /