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Los chanchos

Se me pega un blues negro /un puto blues / que me sostiene  de los tobillos y me mece cabeza abajo / Se me pega  tu cintura /un puto blues / te toma de las piernas y te canta "Stardust" como Ben Webster / Y además se me pega un vino de poca monta que me trae tu boca de campo y fuego y se me pegan aún más tus ganas de dormir  conmigo y mis ganas de decirte quedate hasta que los chanchos escriban  valses de amor / Sí.  Los chanchos y el amor.
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Estaciones y Cornadas

  Estaciones son antojos esquinas rotas y escombrosas flores muertas, nacimientos diarios verdes, cementerios algunas voces, un cantante intestinos y amantes sangre fresca, lodo intenso varias riñas entre incienso los nocturnos malpagados ajuares viejos, malgastados un balcón mordiendo calles la señora de la tarde cuatro ruedas entre piernas la guantera con las cartas de perfumes y paraguas entre enanos, entre madres que no quieren serlo tarde. Estaciones son los gritos asustando la distancia con señales mal pintadas sin caminos ni coartadas aún la noche que al oído por los cables me soltaras no regrets, baby,  todo pasa y yo, sigiloso, agazapado esquivando la zarpada. Estaciones, ya no hay nada ni los trenes ni las palmas ni quemando calendarios garantías terminadas.   Estaciones, poco pecho sobran restos de mañana faltan camas en la morgue y queda mas de una cornada. Estaciones, son estrechos son océanos y manadas donde estamos, estaciones donde vamos a abrazarnos de mañana. (No es q

Espiar

las montañas no explotan los mares no duermen las abejas a veces se sienten pan los ojos no mienten la boca no para la carne los viernes juega a ganar un cuerpo no es todos la noche no es agua las manos las piernas pueden explotar la luna es la luna aquí y en Roma tu luna es tu luna que explota que duerme que usa los viernes para espiar

Lo que no ves

Una venda en los ojos es como una soga en las piernas. Mientras la tengo puesta camino en dirección opuesta al tiempo. Vuelvo atrás en zigzag, esquivo recuerdos. Retro memoria. Mis recuerdos están terriblemente ordenados. Da pavor pensar que puedo administrar de manera certera tanta información. Ahí estoy de niño, de adulto y de mala y buena gana, con queridas y ocultadas, con presentables y expulsables. En esa medusa de la memoria este sector inflamado de dolor corresponde al accidente. Aún duele, aún sangra.  No hay posibilidad de recordar lo emocional. De traerlo como fresco. Al menos no para mí. Es inamovible en el tiempo.  Nunca pude repetir en mi corazón, en la piel, en el espesor de la saliva, esa pasión de los primeros años. Nada se apagó, pero las mutaciones son en cierta forma amputaciones. No tengo recuerdo presente del dolor que sentí y porté por meses, pero si algo roza mis ojos puedo encender la reacción en cadena que me lleva al dolor nuevamente. Dolor de hoy, recién sac

El último sillón

  “Hay quienes se los puede definir por su capacidad de acompañar, hasta en los momentos donde se espera su huída”. Bitter Luna, 1943 Él nacía en sus comienzos. Cosa que puede sonar obvia, pero no se nace siempre de la misma manera. Ni se llega a la vida por el mismo lugar, ni tampoco se la despide con prólogos. Las cosas en su lugar. Pié forrado en cuero. Una base fuerte, determinada, madera para soportar la humanidad del señor que se desploma encima sin vergüenzas ni esperas. Y cuidado que hasta ahí hay sólo veinte centímetros. Menos de la mitad de la mitad de todo su cuerpo. La historia sigue hacia arriba. Ni qué hablar del algarrobo, ni de su semilla, ni del terremoto que derrumbó la casa donde a la postre creció el noble árbol. Ni de Don Américo, el dueño de aquella casita. Sólo de la casa, porque el terreno no era de Don Américo. Aunque él nunca se dio por enterado. Claro que las verdades son tan propias y sustantivas como el dolor. Y también como el dolor, la verdad es intransf

Ñuelopa

hueco / en todo lo que te nombra nombre / que se ahueca por los miedos cielo que baja y va en ronda / ronda donde  arden los ciegos /  y el desvelo / hueco / el perdón no tiene piso tiene un huir de terciopelo / suave / en el hueco hay una alfombra sangra / una letra y un pañuelo

Credo (preliminar e incompleto)

Creo en la espontaneidad de las mañanas y en los que suben al colectivo peinados con sonrisas  o munidos de ampulosas tristezas que hasta escupen fragmentos de nocturnos o  valses  o tangos. Creo que la tristeza merece su justo lugar. Nada de no debo llorar. Échese un buen llanto péguese un buen encerrón disfrute de su inhumanidad su falta de apetito y su incapacidad de conectarse con algún recuerdo útil por algunos días. La felicidad es igual de pasajera y nadie le pide carné de entrada.  Creo en aquellos que se presentan  diciendo: "no tengas demasiadas expectativas estoy intentando librarme de mí mismo con absoluto fracaso." Creo que nunca o muy poco suelo estar donde me buscan ni responder de acuerdo a las expectativas ni oler perfume donde debería  mucho menos agacharme  a recoger lo que se les cae a las señoras de sombrero y carteras y vestidos con flores grandes. Y no pienses que es involuntario o que la culpa es de otro o que no inicié el incendio. Fui con todo éxito