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Mostrando las entradas de julio, 2014

Retén

En general (los jueves de madrugada) No puedo recordar Dónde comienzas Y dónde concluyes / Dónde te enervas entre mis cueros e invades para fundar montes y cielos / Sí puedo, en cambio, retener En el fondo de estos sentidos Ajados y tendidos, callosos y ansiosos, Iluminados, escudados, desnudos, Húmedos, olvidados, hacinados, Tus embates Tu vapor Tus revueltas Tus batallas Tu quedarte Confundida Silenciosa Por mi escape / Que no tiene Otro horizonte Más lejano Que tu Próxima vez./

Animal de verdad

Armar animales comenzando desde los dedos de las patas hasta el líquido viscoso de su boca o el relleno mullido de su sexo / Armar sus colmillos de uno en uno con inclusive restos de otros animales previamente licitados / Inflar los globos de su saliva y la contundencia de sus codos con sus protuberancias ralas de destino apretado / Armar animales besando miles de bocas animales armarse desde los labios de terceros / fugitivos animales armados / Armar animales mientras se templa el caldo del valor necesario para ser un animal de verdad /

Ser siempre

A veces, cada tanto sería conveniente visitar nuestros planos desde lugares insospechados / Los dinteles desde los fondos las camas desde los techos los espacios desde los plenos / A veces, cada tanto sería conveniente ser inesperado inconexo impredecible aguafiestas contraestándar / A veces, cada tanto sería deseable ser siempre.

El cortito

Sin sincronismo. Un día, no tanto tiempo atrás, la comunicación entre los humanos se tornó asincrónica. El mecanismo era simple: suelto las palabras, las percibes. Las procesas, mides el impulso de la respuesta. Coordinas el sentimiento. Fríes los golpes en tu aceite, hundes los dulces en el agua tibia del recuerdo corto. No hay entonces un pre-acuerdo de entendernos. Alguien, nosotros, muchos, decidimos que comunicarse era soltar palabras y dejarlas caer en la almohada de la respuesta ocasional y operada. Hubo, en épocas no tan atrás en el tiempo, ámbitos donde esto era maravilloso: el intercambio epistolar de generosas cartas de amor. Largas radiografías escritas en negro sobre blanco, descarnadas, sudorosas, que hablaban de amores tormentosos, ahogados, henchidos, vegetales, sanguíneos, tractores, heridos, eternos, minúsculos, nublados, intensos, húmedos, humorosos, necesarios, abiertos, ahorcados, viajeros, viajantes, viejos, ventosos. Jugaban estas cartas con el ansia de plazos

Poco mío

Escucho pasos que siembran dudas. Duermo entre dudas con piernas más a menudo que poco. Escucho dudas que marcan pasos. Pero es cuando besan que las dudas y las piernas se declaran pocas ante la certeza de tu poco volver. Poco es todo aquello que no se presenta a decir mío.