Basta con cocer los restos de anoche en el caldo de la incertidumbre y desayunar cada día en ese jarro descascarado compañero, afecto a los líquidos borramemoria para que el día esterilizado te reviente el pecho con las ansias de no recordar no saber no creer que todo pasado fue mejor si, al fin, todo pasado fue solo pasado y todo lo mejor fue tapado por las gentiles mantas del olvido antibiótico frenético hermético que nos reparte cartas una y otra vez cada vez que las pestañas aplauden contra el flojo corazón.
/ Un elefante ocupa mucho espacio /